Fizuras.- ¿Cuál es su perspectiva del MAS y en qué se diferencia de los partidos políticos tradicionales?
Susana Bejarano.- El MAS (Movimiento Al Socialismo) no es un partido político desde los puntos técnicos que tradicionalmente conocemos, el MAS realmente se ha definido muy bien, su nombre lo define, es un instrumento político donde han confluido distintas organizaciones sociales y movimientos sociales con diversos fines y han hecho posible que esos fines puedan entrar a la formalidad del sistema político partidario y hacerse de poder. Esquemas que conocíamos de los partidos tradicionales, las formas de las militancias y las formas de organización fueron completamente distintas dentro del MAS, incluso si hablamos de parámetros de formación ideológica. El MAS es distinto en su composición y en sus lógicas de acción.
Creo que las élites políticas del pasado estaban adscritas a organizaciones políticas distintas al MAS, lo primero que habría que diferenciar es el partido político tradicional con el instrumento político. Luego esas élites políticas del pasado pertenecían a un estamento social, la élite blanca, que estaba a cargo del país desde su nacimiento. El MAS incorpora en la élite política a personas de origen indígena, campesino y popular, dependiendo cómo se reconozca cada quien, que en otro momento de la historia política del país no estaban incorporados. Me podrían decir que había participación, existía el voto, que hubo algún candidato, algún vicepresidente, etc. El MAS abrió de forma masiva a la participación de sectores campesinos, indígenas y populares a la toma del poder, y no solamente en el hecho electoral y en la configuración de la asamblea legislativa, sino también en la administración del poder. Una burocracia que cambia definitivamente de rostro y composición social.
F – El MAS que en otro tiempo ha unificado a movimientos, organizaciones, y también a la izquierda tiene un conflicto interno que enfrenta una lógica caudillista y renovadora ¿qué nos puede decir de ese conflicto?
S. B. – Es lo más parecido que tiene el MAS a un partido tradicional, es lo más parecido a la élite del pasado. El MAS es un instrumento político que se ha distanciado desde el inicio, ahora el marketing político y algunos políticos señalan que no hay izquierda ni derecha, normalmente los políticos de izquierda señalan que ya no hay izquierda ni derecha y lo que hay son adscripciones a causas, pero el MAS ya lo hizo en 2005. De pronto tu organización social estaba batallando para que exista agua en un departamento, agua en la comunidad, etc. Esa causa se adscribía a el instrumento político y se fusionaban todas las causas que militaban detrás de las organizaciones sociales.
Hoy el MAS está lejos de esa situación con esta división interna, no encuentras un MAS que esté peleando por razones ideológicas, por llevar la bandera de alguna de las causas de las organizaciones sociales. Hay una pelea por espacios de poder, por reconocimiento, por la necesidad de que quienes han estado ocupando ciertos espacios de poder liberen esos espacios y entren otros a ocuparlos, otros batallan por el reconocimiento de lo que han sido ellos en su momento en su espacio. Entonces, cuando uno lo ve, porque no ves un tema ideológico al medio, te hace recordar al MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario). Te hace recuerdo al momento de la división del MNR enladécadadel60.Cuandolees lo que estaba sucediendo en ese momento, incluso las declaraciones de la traición, se asemeja mucho. En este momento, la división, la pelea interna y las alas; llámese evista, arcista caudillista, renovadora, como se le quiera bautizar, es el momento que más se ha parecido un partido tradicional.
«[La división] es lo más parecido que tiene el MAS a un partido tradicional, es lo más parecido a la élite del pasado»
F. – ¿Cómo cree que se pueda solucionar este conflicto interno?
S. B. – Cada vez veo más complicado que se pueda solucionar el conflicto interno del Movimiento Al Socialismo porque hay muchas heridas al medio, es decir, creo que la pelea ha avanzado a niveles casi personales entre algunos de los personajes más representativos de una u otra corriente al interior del MAS. Es muy complicado, cuando las heridas empiezan a ser personales, encontrar puentes. Siento que uno de los puentes que existen dentro del Movimiento Al Socialismo es Andrónico Rodríguez, que no tiene ninguna tensión real con ninguna de las alas y que pareciera que cada ala lo cobija cuando políticamente conviene, porque Rodríguez ha venido señalando de forma permanente la necesidad de reconocer y dar un lugar a lo anterior y reconociendo que hay cosas que modificar, que hay cosas que hacer, que hay cosas que mirar en perspectiva, y que hay espacios que dar a nuevas generaciones.
Si uno ve, en el marco de este discurso que ha sido el mismo del 2019 al presente, creo que el único discurso que no ha variado. Si ese es el puente, uno ve que las salas intentan dinamitarlo de forma permanente. Tengo la sensación que ya no existe una voluntad, por lo menos de las élites que representan los extremos, en solucionar el conflicto porque ha derivado en algo personal. Creo también, más allá de este derrotero que tengo, que el MAS venía con muchas tensiones internas en la elección del 2019, una elección que ha sido complicada más allá de las denuncias de fraude, que si lo creas o no, han existido previo al momento de la elección, y esas tensiones seguían el 2020, y que incluso muchas de estas se han agudizado. Pero cuando han visto un enemigo muy fuerte al frente, además no solamente en términos ideológicos sino en capacidad de movilización y persuasión, porque no nos olvidemos que el golpe de estado del año 2019 ha tenido un gran apoyo popular, sería una miopía absoluta no reconocerlo, ese MAS que ya venía con tensiones internas lo que hace es que esos hilos que son el movimiento popular y la organización social, esos hilos que tejen el instrumento político, vuelven al campo político y ponen por delante el Proceso de Cambio.
Ese ejemplo del 2020 podría darnos pistas de que en una situación muy complicada para el Movimiento Al Socialismo, por ahí con un enemigo importante, sea el pragmatismo que le obligue a unirse. O, por otro lado, sean las organizaciones sociales las que demanden unidad y las que levanten el dedo a un candidato y le bajen el dedo a otros candidatos. En 2019, el Pacto de Unidad que reúne a todas las organizaciones sociales y hace distintos congresos en diferentes departamentos y determina ciertas cosas, es el que finalmente logra que haya elecciones porque Jeanine Añez se quería quedar y las postergaba. Es decir, incluso a riesgo de vida, es el Pacto de Unidad el que finalmente pone el cuerpo en la calle para conseguir los objetivos políticos que se había trazado. Ese pacto es liderado por Andrónico Rodríguez, eso me da pistas para pensar que en una situación compleja, que se puede dar en 2025, pueda llevarlos a una situación distinta.
F. – Existe la posibilidad de que haya una ruptura casi irreconciliable como sucedió con el MNR, pero también es posible que las organizaciones sociales elijan a un candidato…
S. B. – El MNR terminó dividido y cada vertiente terminó con un candidato, y luego tuvieron derrotas electorales importantes. Es realmente una posibilidad y cada vez una posibilidad más real. Es decir, hay un camino de heridas, hasta personales, que hace bastante probable que el MAS termine dividido. Se llamará MAS, perderán la sigla, uno se llamará MAS y el otro Instrumento Político, es uno de los escenarios. El segundo escenario, que también es posible, es que el MAS resuelva sus tensiones internas en unas primarias. Evidentemente no pueden ser unas primarias diseñadas solamente para un candidato, porque la ley hoy permite que solamente haya un candidato y en una tensión política donde existen dos personas que quieren ser candidatos, pues tienes que dirimir en ese sentido.
El análisis político es a partir de la realidad y la realidad es que existen dos frentes internos dentro del Movimiento Al Socialismo y la única forma de solucionar de forma interna es democráticamente. ¿Cómo se hace? Hay una ley que lo ha pensado, la Ley de Organizaciones Sociales, que dice a través de primarias. Las primarias unos dicen que tienen que ser por usos y costumbres, otros que tienen que ser por democracia intercultural… es la democracia liberal la que le ha permitido al MAS ser hegemonía, si es consecuente y es un instrumento democrático, lo tiene que poner al alcance de sus militantes. Es la oportunidad de votar en el marco de una democracia liberal, un voto que no tenga prohibiciones y que sea secreto, evidentemente con los requisitos de militancia, pero no requisitos de militancia de 20 años de antigüedad, qué haces con la juventud que se está incorporando, tendrá que ser unos requisitos de militancia razonables para precipitar la participación de esa juventud que el MAS dice que quiere conquistar. Sería el mejor camino y el más democrático, además dando ejemplo de democracia al resto del sistema partidario, porque el MAS es el partido más importante que existe en Bolivia, por lo tanto, es responsable de dar ciertas pautas de cómo se mueve el sistema de partidos.
Cuando uno escucha a los diferentes personeros de las dos corrientes partidarias, esto no está ni por asomo, uizás es una reflexión casi de laboratorio intelectual que nos parece absolutamente razonable, pero las alas no lo están pensando de esa manera. Lo otro es que no se consolide ninguna posibilidad, y que alguien se haga del MAS, ya sea Evo Morales o que desde el otro ala consigan vía judicial quitarle el partido a Evo, porque en eso están, es otro escenario bastante posible. Sigo pensando que ante un instrumento político tan grande y tan inclusivo como lo fue el MAS que las organizaciones sociales van a jugar un rol protagónico capaz no ahora, sino cuando este problema interno haga más crisis, porque lo que estamos viendo todavía no es el fondo. Cuando el problema se haga todavía mayor, me parece que las organizaciones sociales van a terminar dando su palabra.
F. – ¿Cuál es su percepción sobre la gobernabilidad del presidente Luis Arce? ¿Considera probable que adopte una postura frente a la posible división, como acercarse a la clase media tradicional o colaborar con diversas organizaciones sociales?
S. B. – Los hechos son que Luis Arce no se ha acercado a la clase política tradicional y lo que ha hecho es acercarse a las organizaciones sociales. En los hechos, hay un MAS Oficialista que es respaldado por bastantes organizaciones, la COB respalda al gobierno de Luis Arce, la CSUTCB está partida: una que apoya a Evo Morales y la oficial que apoya a Luis Arce, hay un grupo de Bartolinas que apoya a Luis Arce y un grupo de Bartolinas que apoya a Evo Morales. Es una disputa por el Movimiento Al Socialismo y por todo lo que compone, incluso la clase trabajadora está en disputa. Se hacen llamados a la clase trabajadora profesional de uno y otro lado, o a la clase trabajadora en el mundo popular que se enquista en las zonas periurbanas. Por lo que hemos visto, Arce no se está acercando a la clase media tradicional, lo que Arce y el arcismo está haciendo es disputar el MAS en la composición que conocemos.
Evidentemente, en el camino hacia las elecciones, que no sabemos cómo terminará, si termina en dos MAS o un MAS que se resuelve en primarias, etc., hay un paso que dar. Quien vaya a ser el candidato del MAS no le garantiza que gane las elecciones del 2025, hay un trecho que recorrer. Ese trecho, sí, está comprometido con las clases medias, incluso con clases medias tradicionales, donde hay que hacer un proceso de persuasión para que voten, porque sin el voto de ese centro nadie gana las elecciones. Es decir, el MAS tiene un 40% de votación prácticamente sólido, la oposición tiene un 35% – 40% de votación, un antimasismo que va a votar por otras opciones, y un 20% a conquistar, que pertenece a la clase media; a la clase media-media, clase media tradicional, clase media más baja, pero es un centro que pertenece a la clase media y quien vaya a hacerse de la candidatura del MAS es un grupo al que tiene que persuadir. Por el momento, lo que estamos viendo en la pelea del MAS son dos alas que se están disputando lo que compone el partido y las clases tradicionales no lo componen.
F.- ¿Cómo observa la victoria de Milei y el liberalismo en Argentina?
S. B. – La victoria de Milei hay que mirarla con lupa, creo que hay que desmenuzar lo que ha sucedido en Argentina porque mucho de lo que está sucediendo en Argentina puede reeditarse en Bolivia, con las características nuestras; nunca hemos tenido una clase media tan ancha como la Argentina, somos un país 10 veces más pequeño, con un empresariado mucho menos desarrollado, un estado del bienestar muchísimo más contraído, etc. A veces uno dice que pronto va a surgir un Milei en Bolivia sin tomar en cuenta de que no estamos hablando del mismo país. No podemos decir que viene un Milei, Bolivia tiene otras características, tiene otras condiciones, tiene otro nivel de vida, etc. Lo que es indudable es que existe una corriente, no solamente en Argentina, sino que existe una corriente que se quiere presentar como nueva, pero es algo viejo, que es el discurso neoliberal. Milei está crispando ese discurso neoliberal – libertario – proponiendo fórmulas, quizás haciendo mucho alarde en torno a ciertas medidas, pero realmente son medidas de shock que en Argentina se han aplicado, no con la radicalidad que quisiera Milei, ni que podría aplicar, pero que ya se han aplicado. Ese fenómeno de repensar ciertos discursos que estaban afianzados en el país, si puede darse. El MAS que ha puesto las bases del horizonte país, por eso es tan difícil ganarle, porque ha puesto las bases de cómo el país se ve en los próximos 20 años, el fenómeno Milei le hace una alerta, al decir que esas bases que ha instalado y que le hacen el partido político más fuerte y sólido del país, pueden cuestionarse.
Sobre el fenómeno de Milei dentro de la Argentina, los argentinos están cansados y no me refiero a la generación de 45 para arriba, sino más bien a las generaciones de 45 para abajo, que no logran encontrar ni en la izquierda, ni en la derecha, un país en las condiciones que les prometen. Con Cristina Kirchner había una situación de mayor estabilidad, pero con índices de corrupción muy altos. Llega Mauricio Macri, desinstala todo ese estado del bienestar y se presta nuevamente dinero y hace todo un proceso contrario a lo que estaba proponiendo Cristina, endeuda la Argentina, etc. Vuelve el peronismo y empieza nuevamente de cero a querer desinstalar todo lo que había hecho Macri y volver a lo que había. Un país que entra en estas dinámicas blanco/negro va a tener muchos problemas; una inflación que no logran controlar, una inflación crónica que es un mal que Argentina lo viene viviendo décadas y que se ha disparado en el último tiempo, por muchas razones como la falta de dólares en toda la región, ya que Estados Unidos está acumulando todos los dólares para no generar inflación en su economía, entonces las tasas de interés están altas, ese problema de la falta de dólares también está en Bolivia, por lo tanto, el dólar ha subido. Entonces tienes una inflación que a pesar de las enormes subvenciones que existen en Argentina, no las ha podido controlar. Las subvenciones existen y no por eso se da la inflación, sino cómo hay inflación se dan las subvenciones. Ahora viene el ajuste, creo que en algunas cosas, no se equivoca Milei, hay que ajustar, pero hay que ver cómo se hacen esos ajustes, porque van a generar más inflación.
La argentina tiene un problema muy complejo y creo que la gente ha ido agotándose del sistema político. Hay mucha gente que te decía “a mí no me interesa”, “no me interesa si le voto al señor que ha dicho que no voy a tener derechos”, “no me interesa el estado del bienestar no si no puedo conseguir un dólar para para nada”. Me parece que ese hartazgo de la clase política lleva a votar por un candidato que está en contra de los derechos, de los derechos de las mujeres, que niega el cambio climático, es el retrato del cansancio y agotamiento del sistema político; “que me importa que sea presidente cualquiera, el que tiene la motosierra que lo sea”. Creo que la clase política tiene que mirar hasta qué punto aquellas propuestas y todo lo que le dicen a la gente pueden cumplir y hasta qué punto el votante está cansado y desilusionado de la clase política o qué está o deja de esperar de la clase política. Hay una cosa que me parece importantísimo, es mucho más peligroso que el votante deje de esperar nada de ti, esa es la decepción absoluta, que no tenga puesta ninguna esperanza sobre ti, que no seas capaz de generarle ninguna certeza. Creo que la clase política tiene que mirar cómo está la temperatura de los votantes bolivianos.
F.- En Bolivia persiste la dinámica de polarización, división y enfrentamiento entre bloques de oficialismo y oposición, ¿será posible un nuevo tipo de política que trate de gradualismo, conciliación y de políticas de estado?
S. B. – Creo que la política boliviana ha entrado en una dinámica de polarización con la finalidad de responder al bloque más polarizado de su militancia. Ahí ganan likes, en ese lugar es donde se reafirman, ganan aplausos, entonces, tienden a irse a los extremos. Cuando alguno de estos personajes se acercan a los centros, inmediatamente reciben críticas de sus propias alas radicales, porque estas alas se alimentan de la polarización. Es decir, cuando escuchas discursos en la Asamblea Legislativa: “no se pacta nunca con la derecha”, “no se pacta nunca con el MAS”, no se pacta nunca con nadie, pero resulta que la Asamblea Legislativa es el lugar de los pactos, que responde a los intereses nacionales antes de responder a los intereses partidarios.
Cuando existe un acercamiento, una necesidad de sentarse y tomar decisiones, desde administrativas hasta políticas, son las alas radicales las que impugnan esas decisiones. Estas cabezas otra vez se contraen y vuelven a los polos. ¿Qué es lo que está esperando la mayoría? Es la posibilidad de encontrar en la política un lugar de soluciones, de pacificación real, no la pacificación de Jeanine con metralla en el hombro, sino nos referimos a un proceso de estabilidad, no solamente económica, sino de estabilidad, de paz social. Cuando salgamos a la calle no sintamos que hablar de política nos pueda poner en apronte con alguien, o que mañana esta charla signifique que un enajenado o una enajenada pueda salir a la calle y gritarme, porque me ha visto hablando sobre temas políticos. Que yo pueda expresar mis ideas y que estas ideas no tengan una impugnación fascista. Esto es muy difícil cuando tienes a los extremos apostando por la polarización, es decir, los extremos están en una apuesta polarizadora porque así se reafirman en sus grupos, pero no logran persuadir a los del centro.
Un nuevo bloque no existe en la oposición, que está con los discursos libertarios, recogiendo las ideas de Milei, que muchas aquí son absolutamente inaplicables, pero creyendo que esas fórmulas van a dar de sí. Luego tienes al MAS, un partido muchísimo más amplio que las distintas oposiciones, también está tendiendo, precisamente por su pelea interna, a buscar ese lugar de polarización para reafirmarse y tener grupos de reafirmación, incluso para su pelea interna. Creo que tanto los nuevos grupos, no solo de la oposición sino también dentro del MAS, solo lograrán éxito si muestran valentía. Ser valiente implica salir de la zona de confort, que en este caso es la polarización, y aventurarse en un territorio más complejo. Aunque puede resultar desafiante, a largo plazo, proporcionará resultados distintos y mejores. Es apostar por generar puentes, apostar por una pacificación, apostar por generar cierto tipo de diálogo con el otro, porque no existe manera de construir un país para todos si no es con todos, si no es atendiendo las necesidades de todos los grupos sociales y en las que están los minoritarios, aquellos que pierden las elecciones constantemente o los minoritarios que todavía no sienten que están plenamente incorporados en la sociedad, como ciertos grupos indígenas. Esos grupos también pelean por ciertos espacios de reconocimiento. Aquellos, tanto en la oposición como en el oficialismo y esto entendido todo el globo masista, que sean lo suficientemente valientes para salir de esos lugares comunes y encontrar un bloque más rebelde de ese estado de polarización, que es casi de atontamiento.
F. -¿Cuál es tu análisis de lo que va a pasar en Bolivia en este nuevo año?
S. B. – Creo que el 2024 va a ser un año tremendamente complejo, no va a ser un año fácil en términos políticos porque precisamente se viene la toma de las decisiones, de qué es lo que va a suceder con cada una de las fuerzas políticas y quiénes van a ser los candidatos. La oposición no renuncia a la idea de pensar en una unidad que la viene planteando desde el año 2014, esa unidad cada vez se ve más complicada. Juan Del Granado ha dicho que va a lanzar nuevamente su candidatura y su partido; Vicente Cuellar tiene su candidatura lanzada; Carlos Mesa nos ha dado algunas pistas que también se lanzará; Samuel Doria Medina está aunque no sabemos qué vaya a hacer; Manfred Reyes Villa que si bien ha declarado que no va a ir a las elecciones y que con esto acaba su tiempo político, por supuesto, no es cierto, Manfred es otro de los personajes que va a estar dentro del ruedo político; el camachismo habrá que saber qué es lo que hace, porque tiene cooptado mucho voto en Santa Cruz, eso es un bolsón de votos importante.
Pueden decir que lo ideal es una unidad, pero detrás de quién. Todos creen que son capaces de conducir la unidad, tienes incluso a Rodrigo Paz Pereira que ha sido alcalde de Tarija la anterior gestión, ahora es senador, ha sido un alcalde pésimo, pero que cree que va a ser presidente y que la unidad tiene que darse en torno a él. Las autopercepciones de cada individuo complican la posibilidad de pensar en un proceso de unidad dentro de la oposición. El MAS tiene una tensión interna tan complicada que en el 2024 se va a tomar la decisión de cómo son esas primarias y cuáles son las características que tienen, si hay o no hay ley para unas primarias que mínimamente obliguen a dos candidatos. Además, tienes el censo y tienes que aplicar los resultados del censo hasta septiembre del próximo año. Hay una serie de eventos políticos muy complicados que creo que van a hacer de este año difícil políticamente hablando. No va a ser un año fácil, pero también siento que cada vez hay una reacción de parte del ciudadano, más distante a la política, más distante a esos grupos o círculos rojos que están decidiendo y pensando quién baja y sube. Eso me parece que el sistema político, que no lo toma en cuenta, debería hacerlo porque precisamente es una alerta.
El hecho de que las noticias políticas que se están generando al interior del sistema político de partidos, no sean noticias importantes para toda la sociedad debería ser una alerta para el sistema político. En el campo económico la situación tampoco está fácil y creo que el tema de la subvención a los hidrocarburos va a ser un tema importante. El presidente ha dicho que no van a haber costos, el costo de la subvención no se lo va a cargar a los más pobres, por lo tanto, podemos intuir que no vamos a hablar de gasolinazos, pero definitivamente tiene que generar algunos mecanismos de consecución de dólares, que no se están generando en este momento y que son importantísimos para pagar la subvención del año siguiente. Eso también va a generar una tensión política en cuanto a qué es lo que se hace con las subvenciones de los hidrocarburos y de dónde se saca el financiamiento. El 2024 definitivamente no será un año fácil, económicamente tampoco lo es, y se definirá lo que vaya a suceder en las elecciones del 2025.