A mediados de los años 90, en casi toda Europa empezaron a aparecer organizaciones que promovían y celebraban los grandes aportes de la cultura islámica a Occidente. Sin embargo, detrás de estas aparentes nobles reivindicaciones históricas había un elemento oculto, La guerra contra toda la cultura y la tradición judeocristiana de Europa.
Los hijos de Alá y sus aliados, todo el progresismo europeo, intentaban mostrar que todos los grandes pilares de nuestra civilización, entre ellas, la filosofía, son, básicamente, herencias del Islam. La premisa principal de todo era: Ustedes no son nada sin nosotros, por ende, tenemos el derecho de ocupar toda Europa.
A finales del Siglo 20, la periodista Oriana Fallaci y el político Hallgrim Berg advirtieron que Occidente estaba siendo traicionado por toda la izquierda, pues, a nombre de «inclusión», «tolerancia» y «diversidad», se le estaba abriendo las puertas a la peor de las amenazas. Sin embargo, sus exhortaciones no se limitaron al Viejo Mundo, sino que, con un gran sentido del peligro, vieron que muchos líderes de las izquierdas del mundo estaban sirviendo de plataforma para el proyecto del Gran Califato, entre ellos, Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales.
No es para nada un secreto que dos cosas definieron la Política Internacional de Bolivia durante el gobierno del cocalero Morales, ahora de Arce Catacora: 1) El sometimiento a Cuba y a la tiranía de Fidel Castro, 2) La alineación del país con cuanta organización delincuencial, grupo terrorista y dictadura exista, entre ellas, el Foro de Sao Paulo, la mafia de Putin, la dictadura de China y la teocracia Iraní.
El 8 de septiembre de 2007, durante las presidencias de Morales Ayma y Mahmud Ahmadineyad, Irán y Bolivia establecieron acuerdos diplomáticos y de cooperación. El 1 de septiembre de 2008, Evo llegó por primera vez a la ciudad de Teherán (procedente de Libia) en visita a su homólogo iraní. En este encuentro oficial de dos días de duración se ratificó la cooperación económica y la inversión entre ambos países.
El año 2016, concretamente, el 17 de junio, Evo, en compañía de representantes de Ecuador, Nicaragua, Venezuela e Irán, inauguró la Escuela Militar Antiimperialista. La idea de esa nueva academia castrense era formar militares bajo la doctrina antiestadounidense de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). En la ocasión, el cocalero afirmó lo siguiente:
Esta escuela es un compromiso político y ético con el país, con la región y con el mundo, porque no sólo es justo sino moralmente necesario vivir en condiciones de igualdad, de dignidad, hermandad y en complementariedad. Nuestra lucha requiere forjar discursos contestatarios y fijar una unidad respecto a la patria grande para la construcción de un Estado latinoamericano fuerte. Si el imperio enseña desde sus escuelas militares a dominar al mundo, nosotros desde esta escuela aprenderemos a liberarnos de la opresión imperial; será una escuela para la defensa del pueblo y no del imperio.
Es evidente que Morales, cuya ausencia de cultura incluso se refleja en sus rusticas costumbres, groseros chistes y poca higiene, no era capaz de desarrollar ese discurso sin el apoyo de un grupo de asesores. Al respecto, Carlos Sánchez Berzaín, jurista y politólogo boliviano, en su artículo: Las dictaduras latinoamericanas y Brasil están subordinados a Rusia, China e Irán, dice:
Las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua respaldan abiertamente la invasión de Rusia a Ucrania y se les unen gobiernos de países democráticos subordinados a las dictaduras, los gobiernos paradictatoriales de López Obrador en México, Fernández/ Kirchner en Argentina y Lula da Silva en Brasil, quien ha asumido activamente el mando de la política exterior del grupo dictatorial latinoamericano. Los regímenes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, todos proclamando su narrativa antiimperialista, se han convertido en plataformas territoriales, políticas y militares para las operaciones de China, Rusia e Irán en las Américas. Todos estos países se han equipado con armamento ruso y chino, asesores militares y con una presencia iraní en su territorio.
El Acuerdo de Seguridad y Defensa que firmaron Edmundo Novillo Aguilar y Mohammad Reza Ashtiani, ministros de defensa de Bolivia e Irán, respectivamente, confirman que lo afirmado por Sánchez Berzaín no es nada más que la descripción de una realidad palpable y objetiva, pues Bolivia oficializó su incorporación al grupo de las tiranías mundiales que son una amenaza para la libertad, la paz y la democracia.
La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), con la firma de su presidente, Jorge Knoblovits, envió un comunicado advirtiendo sobre los riesgos que representa para la seguridad nacional de Argentina el acuerdo entre Irán y Bolivia, ya que es conocido que el gobierno del país islámico está vinculado a la agrupación terrorista Hezbollá, responsable del atentado perpetrado contra la sede de la AMIA-DAIA el 18 de julio de 1994, con un saldo de 85 muertos y más de 300 heridos. Es muy triste, pero el cocalero, y ahora Arce Catacora, han convertido a Bolivia en el Disneyland de los narcos, los yihadistas y otras maras.
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