Nadie está exento de perderlo todo, pero tampoco de ganarlo todo. Por ahora, enfoquémonos en el peor temor de las personas: la pérdida, la crisis, las dificultades. Comprendamos que todos enfrentamos muros o desiertos en la vida, ya sea en lo económico, familiar, legal o sentimental. Sin embargo, no todos reaccionamos de la misma manera. Este es un análisis profundo de lo que significa una crisis y cómo afrontarla.
Por años viví uno de los momentos más complejos de mi vida. Era un periodo en el que todo parecía empeorar, donde las frases “sobre llovido, mojado” o “la tormenta perfecta” describían mi situación a la perfección. Las dificultades me seguían a donde fuera, y con ellas también llegaban las críticas y burlas de los demás. Todo esfuerzo, por mayor que fuera, parecía fútil. La crisis es así: un lugar de soledad, miedo y debilidad. Pero también es un punto de inflexión, un momento crucial que puede desencadenar algo nuevo.
Cuando la crisis se convierte en oportunidad
Algunas personas, frente a la crisis, terminan adaptándose a sus circunstancias, cayendo en un círculo vicioso de ruina. Se rinden porque sienten que todo esfuerzo es en vano. Pierden la fe, abandonan sus sueños y dejan de ser ellas mismas. Sin embargo, entendí que incluso cuando todo parece estar en contra, persistir puede abrir la puerta a la esperanza.
Para la cultura china, la palabra “crisis” también significa “oportunidad”. En hebreo, “crisis” es mashber, que también se traduce como “silla de parto”, sugiriendo que algo nuevo está naciendo en nuestro momento de mayor dificultad. Estas perspectivas nos enseñan que la crisis no es un fin, sino un proceso de transformación. Desde mi punto de vista, Dios permite estas pruebas para forjar algo grande y diferente en nosotros. La crisis nos cambia; nos hace más fuertes, resilientes y conscientes de nuestro potencial.
Lecciones de los grandes
Donald Trump, en su libro Queremos que seas rico, relata: “Ya pasé por una crisis que pudo aniquilarme, pero después fui mucho más exitoso que antes. Por eso puedo decir con seguridad que simplemente seguiría trabajando, pues eso es lo que hice”. Además, menciona a su padre, Fred J. Trump, quien perdió a su propio padre a los 11 años y nunca tuvo tiempo para quejarse: “Simplemente trabajaba”.
Henry Ford, cuando le preguntaron qué haría si lo perdiera todo, respondió: “Lo recuperaría todo en cinco años”. Pablo Picasso dijo: “Seguiría pintando”. Estas respuestas ilustran una actitud común entre quienes superan adversidades: la perseverancia. No se trata de evitar la pérdida, sino de decidir cómo reaccionar ante ella.
Transformando la adversidad
La crisis es inevitable, pero también puede ser el catalizador de un cambio profundo. Es el momento de dejar de lado las excusas y el papel de víctima, para adoptar una mentalidad de posibilidad y acción. Aunque las circunstancias no cambien inmediatamente, la actitud sí puede hacerlo. Persistir, incluso cuando todo parece perdido, es el primer paso hacia la transformación.
«No todo lo que se enfrenta puede ser cambiado, pero nada se puede cambiar hasta que se enfrenta.»
Albert Einstein
Recuerda: algo nuevo siempre está por nacer. La luz al final del túnel está ahí, esperando ser alcanzada. La verdadera pregunta no es qué harías si lo pierdes todo, sino qué estás dispuesto a hacer para recuperarlo.
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