Javier Milei, Pedro Sánchez, Donald Trump, Nicolás Maduro, Vladimir Putin, Nayib Bukele, etc. son líderes polarizantes; los amas o los odias. No hay punto intermedio. Este fenómeno va más allá de la identificación con el líder, partido o ideología. El auge de este tipo de liderazgos y la espectacularización de la política revelan que una crisis de la democracia por el desmoronamiento de sus pilares fundamentales y su banalización.
DEMOCRACIA: EL PODER COMO ESPACIO VACÍO, Y SUS DESAFÍOS
El filósofo político Claude Lefort argumenta que la democracia se define como un régimen donde el poder es un espacio vacío e indeterminado, en el que ninguna figura o imagen encarna la legitimidad del régimen o la representación del pueblo. En este sistema, los políticos ocupan el poder temporalmente, pero no son el poder. La soberanía recae sobre el pueblo, que otorga la legitimidad discursivamente y provisionalmente sobre los gobernantes. En esa lógica, el poder político debería ser un campo independiente del Estado, justicia, sociedad, economía, etc. y cumpla una función reguladora.
Sin embargo, la realidad operativa de las democracias muestra un panorama distinto. Aunque imperfectas siguen siendo preferibles a otros sistemas, pero enfrentan serios problemas en la implementación de políticas públicas y en la credibilidad de sus principales actores.
En Argentina la situación económica sigue siendo conflictiva, pese a una marcada disminución de la inflación y a la reducción del déficit público. La insatisfacción generalizada con el funcionamiento de la democracia crea un terreno fértil para los políticos antisistema. Estos líderes utilizan marcos discursivos que cuestionan el sistema político y se posicionan ventajosamente frente a los actores tradicionales con narrativas como “la casta vs. los no-casta”.
Por ejemplo, en España, el movimiento de Podemos surgió como una respuesta a la insatisfacción con los partidos políticos tradicionales, utilizando el discurso de la “casta” para atraer a los votantes descontentos. En Estados Unidos, Donald Trump capitalizó la frustración con el establishment político, presentándose como un outsider dispuesto a “drenar el pantano” de Washington. Estos ejemplos muestran cómo la insatisfacción puede ser canalizada por líderes populistas que ofrecen soluciones simplistas a problemas complejos.
En el peor escenario, esta insatisfacción puede ser explotada por actores iliberales que cuestionan la legitimidad del sistema democrático mismo, presentándose como la única solución viable para llenar el vacío de poder de la democracia. Un caso extremo es el de Venezuela, donde Nicolás Maduro ha utilizado la retórica populista para consolidar su poder y erosionar las instituciones democráticas. En la papeleta electoral para las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela, Maduro aparece 13 veces con distintas siglas electorales.
Por esta razón el populismo se ha convertido en la estrategia para conquistar el poder democrático. La cuál es «una ideología que considera que la sociedad está separada, en última instancia, en dos grupos homogéneos y antagónicos, “el pueblo puro” frente a “la élite corrupta”, y que argumenta que la política debe ser una expresión de la volonté genérale (voluntad general) del pueblo» como señala Cas Mudde ¹.
DE LA LEGALIDAD DIVINA A LA POPULARIDAD
Pero, ¿Qué significa que realmente ese poder vació, indeterminado, incierto y sin figuras?
Las sociedades pre modernas se fundaron sobre una matriz de símbolos como Dios, la religión, la naturaleza, las creencias, lo trascendental, etc. es decir, el espacio de poder, como las otras esferas (sociedad, economía, justicia, estado) estaban configuradas por tales símbolos; todo estaba unido y era indivisible. En la persona del rey, sacerdote o príncipe se conjugaban tanto la parte simbólica como la terrenal. Al tener una legitimidad divina, emanaba todo el orden social y político. Esto significa que lo trascendental establecía una identidad, un deber ser y el poder. Con la revolución democrática, el cuerpo del príncipe se separó definitivamente del espacio social y político, ninguna figura trascendental generaba legitimidad o certidumbre, sino que esa tarea recayó en el pueblo que sin ninguna guía ni figuras establece el régimen democrático.
La democracia al ser un régimen de poder vacío e indeterminado, alberga en si misma a una diversidad de actores, culturas, religiones, clases, etc. «bajo la única condición de la única condición de que acepten las normas derivadas de la Constitución, de las leyes y de las instituciones del país donde existen» como señala Fernando Mires².
Los enemigos internos de la democracia habitan en la misma, y hasta son capaces de apoderarse del poder con la ayuda de los medios de comunicación. Por ello, toda democracia encierra en sí el germen de su propia destrucción. En el momento que toman el poder empiezan a moldearlo de acuerdo a sus intereses dejando sin efecto sus cimientos y convirtiendo en un régimen con apariencia de democracia.
CONCLUSIÓN: LA DEMOCRACIA Y SUS DESAFÍOS CONTEMPORÁNEOS
Las democracias modernas, aunque preferibles a otros sistemas, no están exentas de fallos en políticas públicas y crisis de credibilidad. Esta insatisfacción proporciona un terreno fértil para los líderes populistas y antisistema. Dado que la democracia está diseñada para incluir a todos, corre el riesgo de ser banalizada y eventualmente destruida por los mismos mecanismos que garantizan la igualdad. Cuando los actores políticos intentan llenar el vacío democrático con sus propias ideologías, sacrificando la libertad de expresión, la justicia y el Estado de Derecho, enfrentamos la amenaza de líderes que buscan establecerse como el núcleo del régimen. Para proteger la democracia, es crucial mantener su esencia de poder vacío y pluralidad, evitando que cualquier figura monopolice su legitimidad y establezca un deber ser para toda la sociedad.
[1] Mudde, C. (2004). The populist zeitgeist. Government and opposition, 39(4), 541 – 563.
[2]Mires, Fernando (2024). ¿Ocaso de Occidente?. POLIS: Política y Cultura. https://polisfmires.blogspot.com/2024/07/fernando-mires-ocaso-de-occidente.html
Columna de opinión publicada en La Patria: https://lapatria.bo/2024/07/22/la-crisis-de-la-democracia-el-peligro-deconvertir-lideres-populistas-en-figuras/