Es interesante el fenómeno de Héctor Garibay, el atleta que solo consiguió la atención de población y autoridades bolivianas cuando ganó la Maratón Internacional de la Ciudad de México este año y ese video se hizo viral en redes sociales. Unos meses atrás, vi en un canal de televisión una entrevista a su entrenadora de entonces, Nemesia Coca, donde afirmaba que el joven se había retirado de competencias por la falta de apoyo y porque no podía mantener a su familia entrenando. Claro, luego de su éxito en otro país, hasta la Ministra de Deportes lo fue a recibir al aeropuerto con un cheque enorme de 15.000 Bs. También la empresa privada, tras la hazaña, lo apoyó con diferentes contratos que están haciendo posible su proceso de entrenamiento con el objetivo de la medalla de oro en los próximos Juegos Olímpicos.
Es cierto que muchos deportistas en diferentes disciplinas representan a nuestro país en eventos internacionales y no reciben ninguna colaboración. Sin embargo, en este artículo quiero hablar de escritoras y escritores que se encuentran en la misma situación y nadie levanta la voz. Voy a empezar con mi experiencia. En 2023 tuve la alegría de ser invitada a la Feria Internacional del Libro de Lima. Cuando se comunicaron conmigo, me asaltó la preocupación de no poder asistir por no tener la posibilidad de cubrir los pasajes o la estadía. Luego, en una comunicación oficial me informaron que la organización se hacía cargo de todos los gastos. Por supuesto que me pedían documentos indispensables como el pasaporte. Cuando fui a realizar el trámite en las oficinas de Migraciones, me preguntaron a dónde viajaba y cuál era el motivo. Después me puse a pensar que un mundo ideal, en un país que apoya a sus artistas, la funcionaria debía decirme: «Pero si usted está yendo a un evento internacional a representar a Bolivia, el trámite de su pasaporte es gratuito, si presenta los siguientes requisitos…” Por supuesto, esto no pasó. Tendría que haber ganado un gran premio y ser viral para que eso sucediera. Aun así estoy segura de que Liliana Colanzi, escritora boliviana que ganó el prestigioso premio de narrativa breve Ribera del Duero en España, tampoco cuenta con el apoyo gubernamental para sus viajes a eventos parecidos.
En este sentido, me animo a decir que varios colegas dejaron de asistir a este tipo de eventos porque no cuentan con la posibilidad económica de pagar algún requerimiento de la organización. Como ejemplo, algunas ferias del libro nacionales solo pagan estadía a los invitados internacionales, quienes deben hacerse cargo de sus pasajes.
Esta realidad es solo la punta del iceberg, porque si nos ponemos a pensar, la única forma de apoyo actual a la producción literaria en nuestro país son: el Premio Nacional Avaroa, Premio Nacional de Novela y diferentes premios, también a nivel nacional, pero que son organizados por las Gobernaciones y Gobiernos Municipales: Juana Azurduy en Sucre, Jesús Lara de Cochabamba, Franz Tamayo de La Paz, Premio Nacional de Cuento Adela Zamudio de Cochabamba. Tal vez me esté olvidando de alguno o no lo conozca, pero no creo que sean muchos más.
En cambio, en otros países como México, Chile, Argentina y otros más se encuentran becas de producción literaria, es decir que el Estado te paga para que escribas tu libro durante un lapso de tiempo o te compra un número grande de ejemplares para distribuirlos en las bibliotecas del país. También están talleres gratuitos de formación, que gracias a la pandemia se volvieron virtuales y abrieron las puertas a personas de otros países. Seguramente hay más, pero lo importante es que se apuesta por los autores y autoras nacionales y se contribuye a su producción.
¿Necesitamos algo así en nuestro país? Por supuesto que sí, porque la formación académica solo se encuentra en la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, la única carrera de Literatura y tal vez existan diplomados en otras universidades, pero sus costos son altísimos. Por lo que ni en el ámbito de la formación ni en la producción, los escritores bolivianos contamos con apoyo gubernamental.
Tanto las artes, el deporte y la innovación tecnológica merecen la atención de las autoridades y del sector privado para su desarrollo: cada una de estas áreas contribuye al engrandecimiento del país, al crecimiento económico, cultural y al posicionamiento de la marca Bolivia en el contexto internacional.
En el caso específico de la literatura, su impulso está ligado a temáticas importantes como la cultura, la intelectualidad, la identidad nacional, la educación y algo importantísimo que el mundo conozca sobre la visión de Bolivia en el pasado, presente y futuro; también desde un enfoque realista y fantástico. Así mismo existe una industria literaria que genera un importante movimiento económico a nivel mundial del cual podemos ser parte. El beneficio de apoyar a las letras y autores bolivianos redunda en beneficios para el propio país que debe tener también la capacidad de capitalizarlos y aprovecharlos.
Escritora, Directora Creativa en Didáctica Comunicación. Comunicadora Social