Conocí personalmente a Ramón Freixa, un asesor catalán especializado en comunicación e imagen, antes de su conferencia en Cochabamba. Su don para la comunicación es único, es una fuente de inspiración. Su habilidad para enseñar hizo que un empresario cambiara su visión; abandonó la idea de utilizar el «engranaje» en sus logotipos por la necesidad de conectar con la gente. En estos tiempos de incertidumbre y cambio, ¡necesitamos escuchar a alguien con la experiencia de Ramón!
Debo reconocer que los profesionales más destacados de esta área tienen una visión única y creativa de la realidad, y esto es algo que hay que valorar. Ramón no es distinto a ellos, tiene una teoría propia de la comunicación, que lo simplifica con el término: «Hit». Un golpe o impacto de imagen cargado conceptualmente y que tiene como principal consecuencia acercar al consumidor con el producto o viceversa. Ramón nos dice casi literalmente que la razón y la lógica se rinden ante la tiranía de la imagen, por lo tanto es necesario trabajarla.
Su profesión lo llevó a trabajar en el Congreso de los Diputados de España, y una de sus misiones más importante fue pinchar la burbuja que separaba a esta institución de la gente. Acercar la política a la gente. Se le ocurrió abrir las puertas, que solo se abren para los reyes, para que «donde entra rey entre el pueblo soberano». Esto impactó a la gente y a los políticos, miles de individuos hicieron largas filas para ingresar en los primeros días. En mi tiempo por España, visite este Congreso y sé que hasta el día de hoy esta medida esta vigente. El trabajo bien hecho debe permanecer.
Cruzar el charco entre Europa y Latinoamérica, y tener éxito en ambas partes es algo que muy pocos pueden presumir. No solo se trata de superar la idiosincracia o las trabas, sino conectar con el ciudadano común. Se trata de llegar a comprender las necesidades, anhelos, deseos, miedos, inseguridades, etc. y toda la amalgama de variables que pueden afectar a la comunicación. Ramón fue capaz de romper esas murallas allí a donde fuera gracias a su técnica profesional pero también a la habilidad y el carisma propio.
Aunque Ramón se considere como un «cibersonso», creo que le aporta mucho a la comunicación digital. Puede que las formas hayan evolucionado y continúen haciéndolo en un futuro, pero en el fondo de la comunicación no cambia mucho. Y aunque muchos parafraseemos a McLuhan con «el medio es el mensaje», en mi poca experiencia entiendo que existen ciertos fundamentos estables en la comunicación. Por ejemplo, darle la preeminencia al mensaje, contar la realidad por medio de narrativas, elegir el cromatismo adecuado, etc. Entonces es imprescindible conocer las recetas que Ramón ha utilizado, y le han sido de mucho éxito, en la cocina de la comunicación para que sus campañas logren un alto impacto en el público.
Ramón es un buen observador, además le da mucho valor a pensar y a la creación de ideas. Todo esto va a contracorriente a los tiempos que vivimos, pues se exige inmediatez y el vivir pendientes de las pantallas. Su trabajo ha roto fronteras, además de marcos establecidos y conceptos, al mismo tiempo que nos deje una lección muy importante; nuestro trabajo debe dejar un legado. Ya sea que comuniquemos un producto técnico o un candidato en elecciones es importantísimo transmitir una serie de valores al público, y estos deben trascender en las siguientes generaciones.
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