1. Breve antecedente histórico
Desde su nacimiento, Bolivia tuvo una estructura de Partidos Políticos (PP), poco sólida. El primer período de la historia boliviana, lleno de gobiernos militares, escamoteó la posibilidad de generar PP con proyección y raigambre. Menos aún aspirar a que tuvieran construcción ideológica. A fines de la década de 1870, comienza a surgir un sentimiento, más que un pedido, de que el gobierno sea conformado por civiles, por medio de PP. Así el período conservador de 1880-1900 está caracterizado por un bipartidismo, conformado por dos partidos: Conservador y Liberal. Los primeros representando los grandes intereses económicos de la época: la minería; los segundos recogiendo a los militares que cedieron el poder y consideraron que había que recoger ideas modernizadoras y participar en la pugna por el poder desde los PP. Así los conservadores de la épocav como Arce, Pacheco y Alonso eran grandes potentados mineros, mientras que los líderes del Partido Liberal vienen de filas del ejército primero, como Camacho, Pando y Montes, y luego de abogados que recogen ideas liberales del momento, como Eliodoro Villazón.
Es interesante observar que, en los momentos de bipartidismo en Bolivia, un partido detenta el poder y el otro se queda continuamente en la oposición. La transición siempre será violenta. El Partido Conservador gobernó 20 años y el paso al período de detentación del poder del Partido Liberal es a través de la guerra o revolución federal. Luego se verá que el paso del Partido Liberal al republicano, será mediante un interinato de Gutiérrez Guerra. El paso al período del nacionalismo revolucionario será la revolución mediante en 1952. Y así hasta el período del MAS. Es lo que vamos a llamar, un bipartidismo desbalanceado.
Luego el liberalismo se impregnaría de dos corrientes ideológicas: el liberalismo popular (cuasi populista) con Bautista Saavedra, que empieza por identificar un actor social ignorado hasta esa fecha: el indio. Y, por otro lado, el liberalismo puro, con Salamanca, Hernando Siles y Tejada Sorzano (no sé si alguno de ellos habría leído a Hayek, que ya producía teoría liberal pura en ese momento). Esto dará lugar al período liberal de 1900-1920, con el Partido Liberal liderando las contiendas electorales; y el período republicano, en términos de los PP, con el Partido Republicano encabezando el ejecutivo entre 1920-1935.
Este período es también importante, en términos de una historia de los PP en Bolivia, por el nacimiento de varios de ellos: el Partido Obrero Revolucionario – POR, el Partido de Izquierda Revolucionaria – PIR, El Movimiento Nacionalista Revolucionario – MNR y la Falange Socialista Boliviana – FSB, con diferencia de 10 años entre el más joven de ellos, y el último en fundarse.
El interregno militar impregnado de ideas sociales, más que socialistas, que empieza con Toro, Busch, Quintanilla y termina en Peñaranda, que retrae ese enfoque político, para intentar ser repuesto por Villarroel, y el retorno de los civiles al poder con el Partido Unido Republicano Socialista – PURS, que trata de recoger programáticamente lo avanzado desde 1920 hasta ese momento; que culmina en una guerra civil, entre los gobiernos de Hertzog y Urriolagoitia; es muestra de que la estructura partidaria del país, era débil, y debía adosarse a los militares, para contrabandear sus ideas. Eso hizo el MNR con Villarroel. Eso hicieron los restos del Partido Liberal y el Partido Republicano con Peñaranda.
La revolución nacional de 1952, nuevamente nos lleva a un bipartidismo desbalanceado. El MNR detentará el poder por tres períodos completos y uno interrumpido por Golpe de Estado, gestado internamente en esta corriente, por un militar, que sigue la misma ideología nacionalista revolucionaria. La FSB hará las veces de oposición, primero violenta, con un intento de revuelta civil popular, y como reacción a acciones represivas de amplio espectro regional en Santa Cruz, luego, que culminarán en Terebinto, la muerte de su líder – Oscar Unzaga de la Vega y los triunfos del Comité Cívico sobre el 11% de regalías hidrocarburíferas.
Se identifica como Nacional Revolucionario, el período de la historia que va de 1952 a 1977. En dos vertientes: la democrática con el MNR desde 1952 a 1964; y la autoritaria con militares como Barrientos, Ovando, Torres y Banzer, que siguieron la misma corriente ideológica. En esta segunda los PP jugaron un rol de instrumento de soporte al gobierno militar, con nombres de siglas que no significaban nada ideológicamente, pero que programáticamente daban continuidad al nacionalismo revolucionario. Así Barrientos usó el nombre de Movimiento Popular Cristiano – MPC, dado que tenía fracciones del novel partido Demócrata Cristiano – PDC, para terciar en elecciones. O Banzer el del Frente Popular Patriótico – FPP o Frente de Unidad Nacional – FUN, a los que integró al MNR y a FSB.
Fue un período también rico en nacimiento de partidos, especialmente en la izquierda, como el Partido Comunista de Bolivia – PCB, en los años 50’s, escindido en los 60’s con la presencia del Ché Guevara en Bolivia y las disputas de los ejes Moscú-Pekín en el Partido Comunista Marxista Leninista – PC-ML o el Movimiento de Izquierda Revolucionaria – MIR en los 60’s, desprendimiento del PDC; o el Partido Socialista – PS, en los 70’s, con una pléyade de intelectuales como Marcelo Quiroga Santa Cruz, Alberto Bayley Gutiérrez, Guillermo Aponte Burela y otros más, luego escindido en 1978 en PS y PS-1 de Quiroga Santa Cruz. En los 60’s por el mismo factor “Ché Guevara” se escinde el POR en POR – Combate, de Gonzales. Y surgen en los 70’s varios otros más, como el POR – Posadas de un influyente intelectual argentino; el POR De Pie del dirigente minero Cirilo Jiménez (que recalará luego en el MAS); la Vanguardia Comunista del POR – VC-POR de otro dirigente minero de peso, Filemón Escobar, reconvertido luego en Vanguardia Obrera – VO.
Pero, la explosión de los PP se dará en el período conocido como de Reconquista de la Democracia que va de 1982 a la fecha[1].
2. La crisis de los Partidos Políticos en el período democrático de 1982 a 2022
Con la reconquista de la democracia, surge un accionar de los PP, en bloque, en frentes, en coaliciones. Las primeras elecciones de 1978 a 1980, mostraron básicamente dos frentes y nuevos PP: La Unidad Democrática y Popular – UDP, conformada por el MNRI, el PCB y el MIR, además de pequeñas fracciones provenientes del ELN como el MPLN y otras menores. El MNR Alianza, que incluyó al PCB-ML y a otros grupos menores. Y un tercer grupo de partidos individualizados, como ser el PS-1, desprendimiento del PS; y el MRTK-L y el MITKA, estos dos últimos Movimiento de Revolución Tupac Katari y Movimiento Indico Tupac Katari, de orientación indigenista el primero e indianista el segundo.
Luego del interregno de gobiernos militares de 1980 a 1982, surge un período democrático que seguimos viviendo. Nace mal, porque en la desesperación de acceder al poder, la UDP acepta como último ganador de las elecciones, asumir la presidencia. Pero, obviamente, con una minoría parlamentaria, y sin control de sindicatos ni de otras organizaciones de la sociedad civil. Con una crisis económica galopante, sin control de la política económica, profundiza los problemas, con políticas inadecuadas a ese momento, como la desdolarización o incrementos salariales que sobrevenían luego de medidas de control fiscal, que lo único que hacían era acelerar la inflación, hasta llegar a convertirla en hiperinflación. Los PP que componían ese frente terminaron mal: el MNRI prácticamente desapareció, el PCB pasó a una inacción total. El único que sobrevivió a esta catástrofe fue el MIR. Incluso PPs pequeños de este frente como el MPLN se insertaron en el PS1 y el Grupo Revolucionario Octubre – GRO terminó aletargado y en última instancia, sumándose al MAS en estos tiempos. El MIR sobrevivió, porque logró que la salida a esa crisis, le permita negociar, que el vicepresidente Paz Zamora, pueda postularse en la siguiente elección.
Un hecho destacable es que al igual que en 1880, los militares y sectores autoritarios, se volcaron a formar partido para terciar en democracia, y ya no vía golpe de Estado, accediendo al poder con Acción Democrática Nacionalista de Hugo Banzer.
En los siguientes gobiernos de Paz Estenssoro, Paz Zamora, Gonzalo Sánchez de Lozada y Banzer, los PP, mostraron capacidad de realizar lo que luego se llamó el cuoteo partidario, donde la gobernabilidad se basó en otorgar cuotas de poder o espacios en el Ejecutivo, a distintos PP. Incluso los dos populistas que surgieron entonces: Conciencia de Patria – CONDEPA de Carlos Palenque y Unidad Cívica Solidaridad de Max Fernández. Esto que muchos criticaron, fue considerado positivo, para los teóricos de la gobernabilidad democrática[2].
En todo caso, otro de los problemas fue el caudillismo y la falta de democracia interna en los PP. En el MIR esto fue fatídico, por el enfrentamiento entre Paz Zamora y Doria Medina. El MNR Sánchez de Lozada controló la situación. En ADN, la muerte del Gral. Banzer dejó un vacío que nunca pudo llenar Jorge Quiroga, ni Ronald Mac Lean.
Esto ya empezaba a mostrar otro problema en los PP; la falta de nuevos liderazgos y la ausencia de escuelas de formación de cuadros o equipos dirigenciales sólidos, basados en capacidades y rotativos. Los equipos de gobiernos siempre se formaron por adhesiones incondicionales a los dirigentes en función de gobierno, al estilo del viejo PRI mexicano[3].
3. Características sinoviales de la crisis actual
Estamos en un momento, desde el 2003 al 2005, que la crisis de los PP, se expresa en: ausencia de democracia interna, falta de renovación de liderazgos, falta de equipos de dirección, falta de formación de cuadros dirigenciales y el cuoteo político en el Ejecutivo y Legislativo. Este último, en debate sobre si era o no conveniente, para el tipo de democracia presidencialista, que tenía y tiene Bolivia.
La médula sinovial, es la que conduce electricidad, energía y movimiento al conjunto de la columna vertebral. En el caso boliviano, esta columna vertebral que es la democracia, debió tener en los PP ese conducto sinovial, que se ha visto ausente hasta la fecha[4].
No estamos ante un modelo binario de PP. El MAS, que ni siquiera es un PP, en el sentido lato del término, es una confederación de organizaciones sociales, las más de las cuales ni siquiera son movimientos sociales, sino en términos de la teoría de la ciencia política, sólo grupos de interés. Por tanto, en el cuoteo de poder, desde el 2006 al 2019, se ha tratado de dar a estos grupos de interés, cuotas de poder, que satisfagan sus intereses corporativos y no los de la Nación.
Por tanto, el modelo actual es el de un PP, que no es PP, que es hegemónico, y que se enfrenta a formaciones políticas, pretendidamente PP, que buscan disputarle el poder. El MAS se ha enfrentado, en las elecciones de 2005 a Quiroga con un frente heterogéneo; en las siguientes elecciones a un PP que es Unidad Nacional – UN, de Doria Medina, que no tiene una sólida base ideológica ni programática, por lo que le resulta fácil al MAS jugar a diferenciar este PP de las propuestas que enarbola, y minimizarlas y decantarlas en el debate político. Incluso, en las últimas elecciones, de 2020, el MAS tuvo al frente a dos agrupaciones políticas, que, nuevamente, no son PP, sino que se organizaron para terciar en las elecciones, y que responden más a un afán defensivo, que de disputa de poder. Comunidad Ciudadana – CC de Carlos Mesa y CREEMOS de Camacho, son dos agrupaciones políticas que están organizadas al calor de momentos de defensiva o de jugar el rol, de trancas o muros de contención del MAS. No de proyecto de poder. Incluso, defensivas en lo personal[5].
El conflicto del 2019-2020, ha además implicado, la quemazón de proyectos de PP de orden regional y local, como fueron Demócratas de Costas en Santa Cruz, o Solidaridad – Bolivia – SOL.BO de Revilla en La Paz. Los únicos sobrevivientes a este escenario fueron las agrupaciones políticas de Tarija, como Camino al Cambio de, un desgastado, Mario Cossio, o las de Montes y Paz Pereira.
4. La desaparición de los pesos y contrapesos
La teoría política señala que los pesos y contrapesos, se juegan en política en varios niveles: en los poderes del Estado, hoy denominados órganos, por concebir que el único que detenta poder es el pueblo, en el modelo del Estado Plurinacional, y por ello, el Ejecutivo y el legislativo, se supone que deben estar en diferentes manos. El Órgano Ejecutivo, en manos del PP que tenga mayoría de votos; el legislativo, organizado de manera plural, en manos de varios PP. En Bolivia, por la forma en que se distribuyen los escaños, la mayoría casi siempre la obtiene el PP que ganó las elecciones. Los demás PP tienen una minoría de escaños; con lo cual el contrapeso es muy relativo, por no decir, inexistente. Este contrapeso, a lo más que alcanza, es a tener voces disonantes, que de vez en cuando, dependiendo de la temática del día, se opongan. Pero eso es totalmente errático. Es decir, los PP de la oposición no tienen una ruta crítica, un horizonte en materia de oposición parlamentaria. Van al ritmo que le marca el MAS, el PP hegemónico. En los temas y agenda que decide el MAS.
El otro contrapeso, corresponde a los Gobiernos Autónomos, Departamentales, Municipales e Indígena originario campesinos[6], que estuvieran en manos de la oposición. En este caso, la escasez de recursos económicos, la incapacidad de gestión, la cotidianidad de la administración pública con muchas limitaciones, los devaneos de otorgación de puestos de trabajo a militancias (o más bien, seguidores, empapeladores de campaña, vociferantes, cargadores en hombros), etc., terminan por hacer que el rol de contrapeso se diluya y se pierda en lontananza.
Por todo ello, estos movimientos regionales como CREEMOS en Santa Cruz, o los que han llevado a la Gobernación Departamental a Montes en Tarija, Quispe en La Paz, Condori en Chuquisaca, o los de Beni y Pando que son independientes que se alquilaron sigla; terminan en un fragor de batalla imaginaria, en una pugna con sus propias deficiencias y falencias.
El caso de alcaldes como Arias en La Paz, Torres en Tarija, Llally en Potosí e incluso el propio Jhony Fernández en Santa Cruz[7], es similar. Tienen un espacio tan local, que sus debates, pugnas y peleas con el Ejecutivo nacional se ciñen a recursos económicos y competencias invadidas.
Otro contrapeso, que podrían ser las organizaciones sociales, han mostrado limitaciones importantes. La última marcha indígena que vino del Beni a Santa Cruz, que culminó en la configuración de un Congreso Indígena, es la mejor muestra de una pureza democrática, en la búsqueda de propósitos transparentes; que ha terminado diluyéndose en el escenario nacional. Ni indígenas, ni medio ambiente, que son dos temáticas conflictivas, han aglutinado un contrapeso significativo. Menos aún haber propiciado la creación de un PP que recoja este material programático[8].
Por tanto, el contrapeso al poder, del PP hegemónico que es el MAS, tampoco ha surgido ni parece surgir, de la sociedad civil.
5. Conclusiones
Para concluir, se debe señalar, que la ausencia de un sistema de PP, en Bolivia, ha terminado logrando que se acentúe la tendencia a que los liderazgos sean tradicionales (en el sentido weberiano del término), carismáticos, ortodoxos, poco transparentes y en muchos casos, corruptos.
Los PP no han mostrado una forma de atraer a la población. No hay PPs programáticos, menos aún doctrinarios. Los PP no han mostrado tener formas de organización territorial. Ni siquiera funcional o sectorial[9]. Los PP no han tenido renovación estatutaria, ni programática. Los programas de los PP son listados de buenas intenciones y de necesidades, no de una línea de horizonte en construcción de país.
Los PP se han desideologizado, son pragmáticos y son flexibles en extremo, al momento de actuar en el poder. El MAS ha tenido y tiene conductas tan neoliberales, como las tuvo el MNR en su momento. Combinar éstas con conductas populares y populistas, es el diario de la conducta de este PP en el gobierno nacional y en los departamentales y municipales que ostenta[10]. Algo similar a lo que hacen agrupaciones políticas detentando poder regional o local.
Esto lleva a un prebendalismo, y clientelismo en los PP, que ya está en su savia misma, en sus venas, y que no se podrá extirpar fácilmente. Prebendalismo y clientelismo son las dos bases de la acción política desde el gobierno y fuera de él. El prebendalismo desde el gobierno se traduce en favorecer con obras y recursos a quienes apoyaron electoralmente al PP ganador. El clientelismo es el sustituto de la militancia política, ya que se premia con cargos públicos o recursos, a quienes soportan el peso de campañas electorales. Por eso muchas veces se dijo que el MAS vivía en permanente campaña electoral, dado que ese clientelismo se expresaba continuamente. El MAS es una máquina electoral permanente. A eso se suma el nepotismo, donde familias enteras se suman a este clientelismo.
Incluso las pugnas intrapartidarias, son en base a criterios de democracia sindical: maniobrerismo, guerra de posiciones, intrigas, prebendas, denuncias, etc. Esto se viene observando dentro del MAS hoy, en relación a la pugna de poder de Evo Morales con el presidente Arce. No hay conductos orgánicos, espacios de debate ideológico partidario, y menos aún medios estatutarios institucionalizados, como congresos, en los que se discuta estos temas, en el ámbito político ideológico, para que la militancia escoja la mejor opción. Esto existe de manera desinstitucionalizada. Un sector convoca a reuniones, congresos o ampliados, que le son favorables, no para escuchar ideas, sino para aprobar las que el líder ha preconcebido. Esto desnaturaliza la existencia del MAS como PP.
Siendo que los PP son la base de un sistema democrático representativo, que son correas de transmisión de las ideologías de las distintas clases sociales en una sociedad, que expresan en sus programas las necesidades y soluciones a las mismas, desde visiones diversas[11]; queda claro que, en Bolivia, esta desinstitucionalización partidaria, esta crisis política partidaria y esta corporativización de la política, ha dejado a los PP al margen de ser actores de la construcción democrática. La democracia participativa y la comunitaria han rebasado al viejo concepto de PP.
Por tanto, el PP, con pluralismo, con ideología, con programa, con escuelas de formación y de liderazgo, con rotación de liderazgo, con conexión con la sociedad, con proyección histórica, con organización institucionalizada, está lejos de ser una realidad en Bolivia.
[1] Salvador Romero Ballivián. En los orígenes del sistema de partidos boliviano: las tres generaciones de partidos del siglo XX. En Nueva Agenda electoral latinoamericana: logros, oportunidades y desafíos. Cuadernos de CAPEL 56. Colección CAPEL. Pags 115-156. Editorial Servicios Especiales. IIDH. San José, Costa Rica. 2011. En este texto Romero Ballivián establece tres generaciones de PP en Bolivia: Liberales, postliberales y Nacionalistas revolucionarios.
[2] Ver los textos de René Antonio Mayorga o de Jorge Lazarte, al respecto.
[3] René Antonio Mayorga. La crisis del sistema de partidos políticos en Bolivia: causas y consecuencias. Cuadernos del CENDES. 2004. Mayorga analiza la metamorfosis y las tendencias de descomposición del sistema de partidos provocadas por las elecciones generales de junio de 2002. Argumenta que causas estructurales como el agotamiento de los gobiernos de coalición subyacen en este proceso. Concluye explorando algunas de las consecuencias más serias de la crisis del sistema de partidos: la ruptura de los consensos políticos, la crisis de hegemonía y la creciente ingobernabilidad del país determinada por un gobierno débil sin apoyo de los partidos políticos.
[4] Guillermo O’Donnell. Las crisis perpetuas de la democracia. Journal o Democracy. Vol. 18. Num. 1. enero de 2007. Sostiene que democracia y PP están en permanente crisis en América latina desde mediados del siglo XX.
[5] Mesa buscando evitar que le hagan juicio por el caso Odebrecht y otros pendientes; Camacho por los hechos del 2019.
[6] La Gobernación Autónoma Regional del Chaco, está en manos del MAS, y tiene recursos de regalías, IDH, coparticipación y IEHD. Es tal vez la más rica per cápita.
[7] Es claro que Fernández tiene acuerdos con el MAS que le permiten una gobernabilidad amplia, y no entra en disputa con el poder central. Un pragmatismo llevado al extremo.
[8] Otros temas como violencia contra la mujer, feminicidios, crisis de la justicia, crisis de representación, elección de autoridades como el Defensor del Pueblo y Contralor, crisis de la salud, crisis de la educación, tampoco han podido confluir en una propuesta programática partidaria.
[9] Cuando en su momento, en 1993, el MNR intentó tener un Estatuto elaborado por el politólogo norteamericano Sorensen, basado sólo en estructura territorial, con Comando por departamento; la presión de los grupos funcionales obligó a que el 30% de la organización se cediese a los Comandos de fabriles, ferroviarios, mineros, abogados, etc. Hoy la Ley de Participación Ciudadana del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz – GAMLP y la nacional, reconocen tres actores: territoriales (Juntas vecinales, Pueblos indígenas, comunidades campesinas, como lo hacía la Participación Popular), funcionales (sindicatos básicamente), y sectoriales. Esto se entiende que debe trasladarse a la estructura de los PP:
[10] Algo similar está ocurriendo en las GAIOCs. No en todas, pero sí en las que tienen influencia del PP, como Chipaya o Huacaya. Las que se han apegado a prácticas y procedimientos propios, aun no pueden aprobar sus Estatutos Autonómicos, para mantener la pureza de su organización tradicional; como es el caso de Jesús de Machaqa, Totora Marqa o Charazani. Más dramático el caso de Salinas de Garci Mendoza, con Estatutos aprobados por el TCP sin referéndum.
[11] Veáse: Umberto Cerroni. Teoría del Partido Político. Editorial Blume. Buenos Aires. 1979. Alex Márquez García. Antonio Gramsci y el nuevo orden: Hacia la creación de una nueva hegemonía. Ed. Autografía. España. 2017.
Mario Galindo
Doctor en Ciencias Económicas y Administrativas, Doctor en Ciencias Políticas
Totalmente acertado el análisis. Coincido plenamente.