“Creo que simplificar los hechos a golpe o revolución revela más del autor que de los hechos.”
Fernando Molina
- Sobre los hechos del 2019, ¿cómo se da la salida de Evo Morales?
El largo proceso de caída de Evo Morales comenzó en el referéndum de 2016, con el resultado contrario al cambio constitucional que le permitiera reelegirse. Pese a ello, el Tribunal Constitucional le da la luz verde. Entonces la oposición se ofendió porque se manipulaba la ley para favorecer al presidente. También influye el resentimiento de la situación económica, bonancible durante los años anteriores y que acaba con el fin del súper ciclo de las materias primas. Además, había un cansancio del gobierno de turno, una repetición de rostros y discursos.
Se crean las condiciones adecuadas para los sucesos de 2019. La elección se frustra por un mal manejo del Tribunal Electoral, que daba la impresión de fraudulento. Esto permite el estallido de las clases medias urbanas, anteriormente políticamente desplazadas, y se irradia a otros sectores, incluso a los populares. De igual manera hay una presión sobre los altos mandos de la policía y de los militares, que son de clase media y que tienen parientes de la misma clase y con los mismos problemas.
Morales apeló a las tradicionales bases del Movimiento Al Socialismo (MAS), y a los movimientos sociales, pero no obtuvo respuesta, demostrando cierto cansancio en esos sectores. No es que apoyan las protestas pero se resisten a defenderlo, aunque la COB (Central Obrera de Boliviana) pidió su renuncia. Los movilizados se fortalecían y pedían cosas cada vez más audaces. El diálogo nunca llegó, y tampoco una salida concertada, en cambio se dejó que Fernando Camacho sea la voz cantante. Esto terminó con la renuncia, caída y derrocamiento de Evo Morales. Por lo tanto, simplificar estos hechos a golpe o revolución revela más del autor que de los hechos.
2. Usted mencionaba en sus escritos sobre la revolución y la contra revolución, y que Bolivia era la Francia de Sud América, René Zavaleta también lo decía. Nos explica más de eso.
Lo que ocurrió en octubre y noviembre de 2019 fue una insurrección. Ciertos sectores deciden no obedecer al gobierno y a sus instituciones, porque no toleran la realidad y rechazan la situación política. No quiere decir que no haya fracturas democráticas, porque una insurrección es una ruptura democrática. Pero no es un golpe de estado, ya que no es una conspiración de un grupo pequeño, con los militares que actúan a espaldas del pueblo. Es un proceso mucho más efervescente y masivo.
Hay una comparación que el MAS no quiere, pero es completamente pertinente, entre esta insurrección, y la insurrección y ruptura democrática de 2003, en contra de Sánchez de Lozada. De signo diferente, en la cual los insurrectos eran plebeyos, mineros, campesinos e indígenas. La ruptura democrática partió de la insubordinación de ciertos grupos, que bloquean e impiden el funcionamiento del país. Crearon una situación en la que se reprime, o tiene que haber un cambio de gobierno. Esta ruptura se interrumpió y prosiguió en 2005 con Carlos Mesa, y terminó con un proceso democrático, eso es lo interesante, en la época de Zavaleta habría terminado en revolución / contra revolución.
Se da un cambio de elites políticas: salen los neoliberales y llega el MAS que se queda mucho tiempo y establece un gobierno sólido, un súper ciclo cuando en Bolivia los cambios son más ágiles. Vivíamos una revolución democrática enmarcada en términos electorales y constitucionales. La situación de noviembre del 2019 es contra ese proceso de cambio, una contra revolución. Que busca deshacer esa revolución inicial y conseguir el retorno de la élite desplazada, existió un intento por deshacer lo hecho por Morales y el MAS.
El tema político era cómo evitarlo. De ahí que hable de la revolución y contra revolución. Zavaleta se refería a esa situación al señalar a Bolivia como la Francia de Sud América, porque nosotros lo hacemos de manera clásica, es decir revolución y contra revolución. Ya que como Zavaleta lo habría dicho; el estado es muy débil y la sociedad es muy fuerte, y se producen hechos extra parlamentarios, como en noviembre del 2019, en 2003 y 2005, donde se ha cambiado el gobierno desde las calles. Eso es una anomalía democrática, no un proceso esperable dentro de la democracia.
Si Morales no intentaba quedarse en el poder, el MAS podría haber permanecido en el gobierno en un marco más amable y democrático
Fernando Molina
3. ¿Esta oscilación pendular de las elites es una característica de Bolivia?
Sí, no solo de Bolivia, pero se da de una manera descarnada. La vuelta a la democracia (82) se da en un marco ideológico nacionalista, creado con la revolución del 52. El primer movimiento pendular viene en el 85, con Víctor Paz Estensoro y el 21060, que es completamente contrario a lo vivido hasta ese momento. Se da una liberación de los precios, acceso a los dólares, reducción del estado, y después se intensifica. Pensé que ese cambio pendular era definitivo.
El 2003 el modelo y las elites fracasan por una serie de razones. De nuevo se da un recambio pendular de élites con la llegada de Evo Morales. Con Jeanine Añez había una intención de cambio pendular, pero se frustra porque en las elecciones ninguno de los grupos comprometidos con el cambio gana. Gana el que no quería el cambio, entonces se revierte. No es casual que las principales medidas del gobierno de Luis Arce sean de reversión de lo hecho por Añez.
En todos los países hay una derecha y una izquierda, pero los movimientos no son tan radicales y re fundacionales, esa es una manía boliviana; empezar de nuevo completamente dejando todo el pasado en manos de la justicia; se enjuicia el pasado como si todo fuera delictivo. Esto se debe a un deseo de ocupar el estado de una manera absoluta porque somos un país pobre, el estado es la gran fuente de asenso social, de progreso, y de realización económica. Además tiene que ver con lo que hemos aprendido, con las culturas políticas, con la dificultad que tenemos para negociar, y lo poco pragmáticos que somos.
Detrás de todo ese revolucionarismo distintivo, hay una rutina y un conservadurismo en el estado. Por eso es un estado tan ineficiente y poco institucional.
4. ¿He escuchado que en Bolivia es característico que la polarización surja en un momento y en otro momento se aplaca pero vuelve a surgir.
Estamos en un proceso de polarización muy grave porque hay un sector social que no acepta el gobierno del MAS, pero que no ha logrado posicionarse como una opción a futuro, estamos entrampados en esa situación. Fracasó en aprovechar la oportunidad histórica que tuvo de superar al MAS. Es complejo decir por qué, en gran parte se debe a que es un sector minoritario. Una mayoría que se inclina por la salida estatista, por la salida nacional popular, por el masismo, etc. que en momentos de emergencia, como la que le planteo el añizmo, se cohesiona y da un 55% de votos a favor de Arce, y cuando no se dispersa, como en las elecciones subnacionales.
También hay errores evidentes, ha sido un gobierno (de Añez) realmente desastroso. Lo cierto es que fracasa y no puede desarrollar su proyecto de país, quedando frustrados. Y a la inversa el MAS ha quedado muy herido, no es el mismo de antes, es paranoico, cerrado y menos nacional popular. Ha producido un impacto psicológico interno, llevándolo un poco más a la izquierda. El MAS no logra restituir la dirección Evista. Arce ha creado otro grupo que no se mete en la política que es más burocrático, mas de estado.
El éxito del MAS se debió a su parecido con el MNR, a su conexión con lo nacional popular. Cuando empiece a girar hacia el socialismo y se parezca más al chavismo va a tener problemas, perderá efectividad democrática. El MAS que no tiene lazos con la clase media, esta encerrado en sí. Esto influirá en que la polarización vuelva, me temo que es una polarización crónica. Y no va a haber una solución si es que no hay concesiones de parte de las dos partes. Deben abrirse para que los indígenas pueden votar a otros partidos que no sean el MAS, y que los no indígenas puedan votar por el MAS, ambos deben cambiar
En democracia ninguno de los grupos va a poder aplastar al otro, solo cuando se acabe la democracia; puede darse un verdadero golpe de estado o una verdadera revolución social, no solo política, que haga que el MAS convierta a Bolivia en Cuba.
5. ¿Qué hace falta para que en Bolivia surja un partido que trate de representar los intereses generales más que los partidistas?
Evo Morales tuvo una oportunidad difícilmente repetible, en corto y mediano plazo, para construir el sentido común que Bolivia no tiene, una especie de ruta que, pese a las diferencias, sirva a los diferentes grupos. Si Morales no intentaba quedarse en el poder, el MAS podría haber permanecido en el gobierno en un marco más amable y democrático. Y la justicia no habría estado sometida a estas tenciones políticas que la llevan de un bando al otro, terminándola de corromper. Se habría evitado si se apostaba por la institucionalidad, pero nuestra cultura política no es institucionalista, es personalista.
Hace falta un grupo político que sea capaz de oponerse a esta cultura política. Para ello, tiene que haber condiciones especiales, como las que vivió Evo Morales, de prosperidad o de crisis económica, que den urgencia a una reforma. Y se tiene que eliminar el racismo, que es el factor más fuerte en la polarización y el fracaso de las elites blancas. Se sigue pensando que ciertos sectores no deben acceder, se los usa de manera instrumental, y luego se los invisibiliza.
Tenemos que dejar la esencia de la colonia, donde unos mandan y otros sirven. Algo hemos avanzado espero que la generación más joven sea capaz de seguir.
6. ¿Por qué a Bolivia le cautiva y le enraíza tanto el caudillismo?
Zavaleta decía que el caudillo es la forma de organización de las masas. No somos una sociedad muy homogénea, y buscamos confiar en los más parecidos a nosotros. De ahí es que seamos, más que caudillistas, nepotistas. La familia es nuestro alfa y omega, luego confiamos en nuestro grupo social. De ahí que las instituciones son para nuestro grupo. Así que no existen instituciones objetivas, que serían la base del estado moderno. Careciendo de esas instituciones nos organizamos confiando en personalidades.
Al final los seguidores son mas caudillistas que el propio caudillo, porque de esa manera defienden su posición de primera línea. Todos los dirigentes de los partidos son caudillos, y no hay partido con reglas racionales e impersonales con las que me pueda presentar, aún en contra del caudillo, y pueda ganar. Es más fácil trabajar con las relaciones personales que construir una institución impersonal. Tenemos que limitar el caudillismo para que no sea tan desastroso como el de Evo Morales. Y que tampoco sea la repetición de los 90, en la que impongamos algo a una sociedad que no es así. La sociedad tiene que cambiar a su ritmo y maneras, pero hay que empujar hacia la democracia.
Soy partidario del entronque entre lo nacional popular, que son las tradiciones caudillistas, revolucionaristas y rebeldes con el liberalismo, con las ideas de justicia y derecho. Si logramos este entronque podemos superar la polarización, un partido que supere el racismo, no para imponer una cultura completamente liberal, sino para remodelar el país. Ya no un péndulo, sino combinar lo mejor de ambos de una manera en la que todos nos podamos sentir incluidos.
7. ¿Cuál sería el papel de Jeanine Añez, a qué personaje histórico podríamos asemejarla?
Al principio parecía Barrientos, porque al principio amenazó mucho con suspender la revolución del 52. Luego Barrientos se dio cuenta que era un tipo con mucho olfato popular que tenía que construir su poder sobre las bases de la revolución del 52, no podía cambiarla. Por supuesto es una analogía superficial ya que la situación es muy diferente. Barrientos tuvo una estabilidad mucho mayor pero dio lugar a un fenómeno que Añez ha dado. La radicalización; Barrientos intervino en el proceso revolucionario, convino represión con populismo y luego hizo elecciones el 65. Ganó las elecciones pero en esas elecciones no se presentaron los partidos de oposición, era otra situación. Digamos que podría haber sido así si es que no teníamos la presión democrática del mundo. En algún momento el gobierno de Añez se siente tentado a quedarse, aprovechando la pandemia, se postergan las elecciones.
También es parecido a Barrientos pensándolo como un movimiento pendular y en que tienen apoyo de sectores más de clase media. Lo curioso es que entre los sectores de clase media que estaban apoyando a Barrientos estaban los campesinos, la época en la que los sectores trabajadores y campesinos eran muy emenerristas o de izquierda marxista. Barrientos se apoya también en las clases medias y logra un acuerdo con los campesinos, que son clases medias empobrecidas, por eso la literatura marxista va a decir que Barrientos era fascista. Lo mismo se dice de Añez, es fascista que se apoya en la clase media para retornar a un orden más tradicional.
Hasta ahí las comparaciones, no creo que nos digan mucho. Lo que si evidentemente ciertas condiciones en Bolivia hacen sumamente complicado un camino socialista en Bolivia, de cancelación privada. Justamente ha sido una lucha entre las clases medias y las clases medias empobrecidas, ya no hay obreros. Las clases medias quieren propiedad, quieren y tienen. Ir por un camino que desordene la economía, siguiendo esta teoría más ideológica, que ya se está notando, puede desordenar la economía. Creo que esto puede enojar a las bases del MAS que necesitan estabilidad económica. Sería un error salir del nacional revolucionismo. Pero si es necesario inyectarle liberalismo.
Fernando Molina
Periodista y escritor boliviano
@fermolina2003
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