Fizuras.- Sobre las elecciones sub-nacionales en Bolivia, ¿cuál es su evaluación?
Marcelo Silva: Hay que tener dos lentes importantes para poder desarrollar una evaluación objetiva del proceso electoral. El primero, por supuesto, hacer una comparación entre las dos líneas políticas que rigen nuestro país y su desempeño en relación a las anteriores elecciones sub-nacionales. Estas dos líneas políticas son: el Movimiento al Socialismo, el gobierno, por una parte y al la otra una dispersa cantidad de oposiciones políticas, de todo tilde, además de toda diversa característica política, oposiciones radicales, oposiciones un poco más tenues y oposiciones que salen del mismo seno del Movimiento al Socialismo que se han consolidado en este proceso electoral, por lo tanto si vemos como les ha ido y hacemos una comparación en relación al 2015, considerando especialmente el rendimiento del MAS, entenderemos que el 2015 el MAS obtuvo 6 de las 9 gobernaciones en juego y dos de las 10 alcaldías más importantes del país, aquellas que son capitales de departamento y la ciudad de El Alto (que está entre las más pobladas del país, la segunda en población), entonces el MAS tenía como meta fundamental superar este resultado. Ese es el primer parámetro, el primer lente importante que vamos a utilizar para medir el resultado de las selecciones.
El segundo lente es: cuánto el Movimiento al Socialismo ha obtenido netamente en el proceso electoral. El año 2015, el último proceso sub-nacional el MAS obtuvo el 40% de los votos totales en la elección sub-nacional, no nos olvidemos que previo a eso hubo una elección pre nacional donde Evo Morales obtuvo casi el 62% de los votos y venimos de una elección nacional donde Luis Arce Catacora obtiene el 55%.
Creo que estos dos elementos nos pueden dar una evaluación mucho más importante de lo que significa el resultado, en función de a quien le fue bien o a quien le fue mal. Creo que utilizar otros parámetros puede dar susceptibilidades a diferentes interpretaciones, antojadizas además, que indudablemente tienen un sesgo político que es propio de aquellos actores políticos.
Sobre el primer lente, comparar avances de espacio territorial elecciones 2015 vs. elecciones 2021 todavía no está nada dicho. Tenemos 10 alcaldías y habría ganado una y esa una está todavía en disputa, la alcaldía de Sucre.
F.- ¿Usted cree que el MAS esta en un periodo de decadencia?
Aquí ya hay una disminución del rendimiento electoral del MAS en el 2015, una disminución. El MAS obtuvo dos alcaldías de las 10 más importantes hoy sólo tiene una, de manera muy reñida. Hay una disminución.
En el ámbito de las gobernaciones creo que el MAS tiene un tope, una posibilidad de ganar la segunda vuelta en las gobernaciones, por lo tanto no se puede hacer una evaluación total, pero creo que tiene un tope para ganar cinco gobernaciones. Por lo tanto, aunque recién lo sabremos el 5 de abril, habrá conseguido cinco gobernaciones, ese es el cálculo y la estimación que se tiene. Habrá disminuido una gobernación en cuanto al anterior proceso electoral.
Creo que no se puede ser tan categórico a la hora de decir que hay un desmoronamiento en el Movimiento al Socialismo, creo que hay que ser muy pacientes. La lógica en Bolivia es muy distinta en las elecciones nacionales que en las sub-nacionales. Me parece que se debe tomar un elemento muy importante. ¿Cómo anda la representación de lo nacional/popular en Bolivia? Históricamente hay una línea divisora entre lo urbano; las clases medias, los sectores acomodados y los sectores “progresistas” con los sectores populares, étnicos, pobres, marginales, plebeyos (si se me permite el término). El MAS ha tenido el monopolio de la representación política del lado de lo nacional/popular, no ha habido quien le dispute, ningún líder político/ histórico del país ha penetrado el lado de lo nacional/popular y se ha presentado como opción política.
Así que la pregunta concreta para responder es: ¿el MAS habrá perdido la representación de estos sectores en el nivel nacional? Me parece que no, por lo menos en el ámbito regional hay otras instancias que pueden decir que representan las reivindicaciones indígenas. El MAS no es el único que representa las reivindicaciones marginales/ regionales. Creo que se han creado otros instrumentos pero eso es a nivel regional. Habrá que ver si esos instrumentos como Jallalla, el Movimiento Tercer Sistema, que ha surgido en este proceso electoral (como Somos Todos en Chuquisaca, con Damian Condori, un líder indígena, que le está ganando al MAS) tienen una proyección a nivel nacional. Yo tendría mis dudas, creo que el MAS va a seguir teniendo el monopolio de esta representación política a nivel nacional en los procesos electorales/nacionales por un buen rato.
Hablar de decaimiento es un tema muy categórico todavía.
F.- ¿Se puede hablar de un MAS dividido?
Más allá de las disidencias públicas, que han sido conocidas por todos, Eva Copa se va, alguno que otro ex miembro, lo que se observa es que el Movimiento al Socialismo está internamente fraccionado y que hay corrientes absolutamente distintas en visión al manejo, no solamente político sino de la gestión pública, no nos olvidemos que el Estado Boliviano en el ámbito burocrático es muy grande, el estado central es muy poderoso. Entonces en este momento es cierto, puede haber un elemento de espacios para todos pero esto no inhibe la visión fraccionada que tiene el Movimiento al Socialismo en su interior.
Primero creo que hay una línea claramente vista; creo que Evo Morales que es jefe del partido político, presidente del instrumento político, como se le denomina, indudablemente tiene una muy fuerte presencia e influencia en la toma de decisiones políticas del MAS.
A la vez tenemos un presidente Luis Arce que niega ser leal y ser parte del esquema de Evo Morales. Un presidente que no vaya a cultivar un perfil político puede derrumbarse en sí mismo, es incongruente tener un presidente que no sea una figura política fuerte. Veremos como Luis Arce establece un perfil político fuerte.
Creo que a la vez tenemos una tercera línea; la del vicepresidente, David Choquehuanca, que indudablemente tiene otra manera de ver las cosas y que por supuesto juega de manera muy arraigada a sus creencias políticas, especialmente en el marco de una visión indígena, una visión mucho más aymara/andina que tiene su propia definición de proyecto.
Creo que estos los tres elementos que muestran, hasta ahora, una división y un fraccionamiento en el MAS de manera interna. Habrá que ver como estas divisiones se profundizan o pueden llegar a sisar después de la última elección, ya que no habrá actividad política en Bolivia. La única actividad central será la gestión pública. En ese momento se responderán preguntas centrales como: ¿cuál será el papel de Evo Morales? Evo Morales ha estado activo porque es el presidente del partido y las elecciones estaban ahí. ¿Cuál será su nuevo rol? ¿Tendrá influencia en el ámbito de las decisiones políticas? ¿Será el poder detrás del trono de Luis Arce? ¿Tendrá liderazgo sobre su bancada política? ¿Les dará instrucciones en el parlamento? ¿Luis Arce solo será un presidente absolutamente burocrático/administrativo/técnico? ¿Asumirá un perfil político? ¿Peleará un liderazgo político dentro del Movimiento al Socialismo? ¿Cuál será el papel de David Choquehuanca? ¿Se quedará como una figura decorativa/simbólica en el ámbito discursivo del Movimiento al Socialismo o tendrá un papel predominante, en la Asamblea Legislativa (donde él es el presidente)? Son preguntas que seguramente nos vamos a responder después que termine la parafernalia del proceso electoral.
F.– ¿A qué se debe que en Bolivia haya más liderazgos que partidos?
Los liderazgos, de las oposiciones políticas al MAS, tienen un fuste netamente regional, no hay un liderazgo nacional de las oposiciones políticas. Y esto se debe fundamentalmente a que las oposiciones han sido bastante estériles en los últimos 15/20 años en generar un producto político solido a nivel nacional que sea alternativo al Movimiento al Socialismo. Las oposiciones han optado por lo más pragmático, lo más cercano, los espacios regionales para pensar en una reproducción. Es una lógica feudal que tienen las oposiciones políticas en Bolivia, es decir se piensan, se crean y se reproducen a través de sus espacios territoriales.
Santa Cruz ha cambiado de líder, Rubén Costas ha dejado de ser el líder regional ahora tenernos la irrupción de Luis Fernando Camacho. El discurso y la propuesta política de Camacho solo se suscriben a Santa Cruz, no ha sido capaz de tener una irradiación a nivel nacional.
Entonces creo que las oposiciones tienen dos debilidades técnicas. La primera que es esta incapacidad de proyectar elementos que permitan presentar una propuesta a nivel nacional. Insisto sus espacios únicos de reproducción han sido los regionales. El segundo elemento que me parece importantísimo es que para las elecciones nacionales a lo único que atisban es a crear conglomerados, ese es el término. Conglomerados que no tiene hilo de conducción articulación política, discursiva, etc. es decir; nos acercamos a las elecciones sub nacionales nos vamos a unir, no importa que tú seas rojo, yo verde, tu celeste. Nos vamos a unir y vamos a ir a competir contra el movimiento al socialismo que sí es una estructura a nivel nacional.
Esto es repetitivo y reiterativo. Ha sucedido con Tuto Quiroga, Podemos, el 2005 que fue un conglomerado político que no tenía forma, no tenía cabeza. Pasó con Manfred Reyes Villa, Convergencia, 2009, donde no hubo una articulación política. Sucedió con Samuel Doria Medina el 2014 con Unidad Demócratas donde todos fusionaron y se cohesionaron. Y sucedió finalmente con Comunidad Ciudadana con Carlos Mesa este 2020, donde Comunidad Ciudadana es una articulación amorfa, frentes y partidos políticos que indudablemente tiende a desaparecer del espectro político boliviano para una futura elección. Es tan endémica la situación que la posición política tiene a pensar cuál podría ser la figura que aglutine a las fuerzas opositoras para la elección del 2025. Es un libreto frustradamente repetido.
F.- ¿Cree que estas elecciones han sido una evaluación del gobierno o un resultado del contexto?
Creo que hay “hurgar” para no trillar en el análisis. La composición de los resultados electorales sub nacionales tienen muchos factores, es multifactorial.
El hecho de ser multifactorial implica el perfil de los candidatos. En las elecciones sub nacionales la gente vota mucho por los candidatos. Son elecciones en las que prima el aspecto político en algunas regiones y en otras no, también son muy importantes los candidatos. Eso puede soslayar los resultados en las elecciones. Podemos poner muchos ejemplos donde los partidos o agrupaciones que no han tenido ni presencia a nivel nacional, ni han participado en las elecciones del 2020, han tenido éxito en las elecciones sub nacionales recientes, por ejemplo el Movimiento Tercer Sistema, Félix Patzi que no participó en las elecciones nacionales y ahora tiene el control de dos o tres alcaldías importantes y probablemente dos gobernaciones a nivel departamental, porque apostó a muy buenos candidatos.
Segundo factor el armazón político, es el partido, el instrumento, que en este caso no puede solamente ser nacional sino también sub nacional. Se necesita un apoyo político, un instrumento político que pueda sostener la campaña.
El tercer elemento es el que arrastras de las elecciones del 2020, es decir: MAS vs. anti MAS, esa dicotomía. La gente ha ido a votar, también, en base a esa dicotomía. No están de acuerdo con el candidato pero este candidato es de oposición y como es de oposición votan por él.
Y en cuarto lugar está el hecho de asimilar la percepción de la gestión pública nacional al voto a nivel nacional. Creo que esa instancia es minoritaria por dos razones. Una es que recién tenemos cuatro meses de gestión gubernamental, es muy difícil establecer una evaluación precisa de las medidas que toma el gobierno. No hay una idea generalizada y consolidada en el electorado. Y el segundo tema tiene que ver con las propuestas a nivel regional; crisis educativa, crisis de salud y crisis económica (el orden puede ser cualquiera) pero podemos decir que estos son los tres elementos que abundan en la crisis del país. Así que se ha centrado más en las propuestas que en los mismos candidatos.
F.- ¿Cree que se ha tratado de judicializar la política?
Definitivamente, creo que algunas candidaturas de la elecciones, especialmente municipales, ha habido una influencia muy grande. Hemos hablado de las oposiciones políticas al MAS y hemos dicho que hay un argumento fracasadamente reiterativo, aglutinarse y encerrarse en una visión regional. Hay también algunos argumentos reiterativos que llevan al Movimiento al Socialismo a tener algunos sobresaltos en las elecciones sub nacionales. Dos criterios que me parece que son tramas viejas que fracasan.
El primero es la judicialización de la política, es decir tratar de perseguir judicialmente al contrincante. En muchos de los lugares produce un efecto boomerang, la gente entiende de la persecución y la gente se decanta mucho más, de manera más solidaria con el candidato que es “victima” de esa persecución. Ya le ha pasado al MAS muchas veces en las elecciones sub nacionales.
En segundo punto está el voto duro, o voto fidelizado, ha pasado en El Alto por ejemplo. Creer que la gente va a votar por el MAS porque está decidido, esta designado así. Hemos ganado con un 80% en la elección nacional y eso significa que nuestro voto va a ser repetido, porque la gente esta incondicionalmente a nuestro lado, van a tener que votar por nosotros. Esa es otra lógica que ha perjudicado al MAS. El elector en Bolivia es muy inteligente, sabe discernir por quién votar y los momentos.
Esas son las dos tramas causantes de los resultados adversos que ha obtenido el MAS en estas elecciones sub nacionales.
F.- ¿Cree que hubo un golpe de estado?
Es muy difícil establecer eso, porque además, se ha vuelto una cuestión de estado, de discurso mono crómico del gobierno. En Bolivia si usted pregunta a una autoridad de gobierno sobre cualquier tema previamente se le hará un prólogo y se le responderá: “en el gobierno de facto”, “en el gobierno dictatorial”, “en el gobierno in constitucional”. Casi se ha convertido en una muletilla discursiva. Esto lleva a que este tema que ha sido absolutamente mono crómico en el discurso del gobierno llegue a ser esclarecido, qué realmente sucedió el octubre y noviembre del 2019. Golpe de estado, un acto sedicioso, una manifestación popular, existen muchas posibilidades. Yo no me pronuncio mucho al respecto pero puedo decir que ha habido una reacción autoritaria o una respuesta autoritaria a una forma casi tiránica de hacer ejercicio del poder político. Una parafernalia completamente distinta. Es cierto, se respondió de manera autoritaria pero ante una lógica que encaminaba indudablemente hacia una tiranía encaminada de democracia.
Ambas cosas completamente salidas de la foto completa del escenario. Decir que Evo Morales era la expresión máxima de un régimen democrático y de un lugar donde se respetaba la separación de poderes estaba alejado de la realidad. Lo mismo que decir que Jeanine Añez estuvo fiel y legalmente enmarcada en el ámbito institucional y que no utilizó la fuerza también es engañarse.
Evo Morales tuvo atisbos de convertirse en una especie de tiranía en Bolivia y la respuesta del gobierno de transición en ese entonces fue una respuesta dura y está cercana a modelos que no son precisamente lo más aconsejable en un gobierno constitucional. Las muertes de Senkata y Sacaba son todavía deudas históricas.
La justicia en algún momento establecerá seguramente si es que se puede instaurar un juicio de responsabilidades a Jeanine Añez y sus ministros. Para ver si hubo golpe de estado o una ruptura del orden constitucional.
F.- ¿Usted cree que se utilizan estos argumentos para tapar una crisis?
Creo que existen tres elementos. La muletilla ayuda a cubrir los errores de gestión, los sistemas de salud están colapsados puede ser una muletilla de humo, decir ahora vamos a generar un juicio de responsabilidades.
El segundo elemento es que ahora ese discurso es lo único que crea cohesión dentro del MAS y puede crear cohesión en la administración dentro del Movimiento al Socialismo y el gobierno en sí mismo. Creo que el gobierno y el MAS tienen una visión polifacética, diferentes visiones. Y le es difícil al MAS mantener la unidad, un criterio único de percepción sino también de las visiones políticas que existen dentro. Y creo que el único elemento nucleador dentro del MAS.
Si hay algo que el MAS evidentemente sufrió es el gobierno de Jeanine Añez y lo sufrieron todos gente refugiada, gente que tuvo que irse del país, gente que escapó, gente que fue perseguida, militantes que fueron reprimidos, en un control de la pandemia que indudablemente fue muy autoritario. Entonces ese discurso es identitario dentro del MAS en este momento, todos se reconocen.
El tercer punto: despierta o aviva una paranoia, una recomposición de la oposición política. No deja de ser importante la utilización de ese discurso para decir: cuidado, acuérdense de lo que hemos pasado, nos han sacado del poder, por lo tanto es mejor que estemos unidos, es mejor que tengamos una posición política unida que no existan divisiones, no nos cuestiónennos porque si no miren lo que se viene, otra vez vienen los golpistas. Y en esta elección sub nacional hubo mucho de ese discurso. No nos olvidemos que gran parte de los actores de octubre y noviembre del 2019 fueron parte de esta elección. Añez, Marco Antonio Pumari, Iván Arias (quien ganó la alcaldía de La Paz) e indudablemente Luis Fernando Camacho (quien fue el artífice e ideólogo de la caída de Evo Morales y que hoy es gobernador de Santa Cruz). Entonces me imagino que el gobierno va a ver muy de reojo esas candidaturas, fundamentalmente la de Arias y la de Camacho.
F.- ¿Cree usted que esto puede poner en crisis la administración adecuada durante la pandemia?
Creo que va a ser muy difícil poner las cartas sobre la mesa con estos actores. Y no por la mala predisposición que tengan los actores políticos sino por la insistencia en el discurso. Yo no me imagino a Luis Arce, un 16 de julio, encendiendo la tea de Murillo al lado del ministro más sobresaliente de lo que él llama golpe de estado. Es como que le está reconociendo legitimidad. Todavía entendiendo que Iván Arias va a ser anfitrión de Luis Arce porque es alcalde de La Paz. ¿Y cómo no tener relación, cómo no sentarte a la mesa, cómo no negociar, cómo no planificar con el gobernador más importante del país (no sólo en el ámbito espacial, territorial sino también político que representa la gobernación de Santa Cruz)?
Imagino que también será incomodo para Luis Arce y para la estructura del Movimiento al Socialismo sentarse a la mesa con estos actores políticos. ¿Cuánto puede afectar esto a la gestión? No soy muy optimista, creo que esta incomodidad puede algunos efectos en el ámbito de la no facilitación de la gestión coordinada.
Marcelo Silva analista político y docente académico en Bolivia.